viernes, 29 de enero de 2010

Regreso a Freiburg

Yo siempre digo que mi alter ego alemán es de Freiburg, es la primera ciudad alemana donde viví y me conozco re bien la ciudad de tanto que la caminé. Cuando Ana y yo estábamos separados por el Atlántico siempre le contaba las cosas que hacía y los lugares que conocía y le prometía que las íbamos a ver y a hacer juntos. Hace 15 días Ana vino de visita y decidí aprovechar el fin de semana para llevarla a conocer Freiburg.
Para ahorrar una lana en el viaje compramos un boleto regional, que por 29 euros permite que durante un día hasta 5 personas viajen por Baden-Württemberg en los trenes regionales. Cómo la ruta es medio enredosa, y dura 4 horas, salimos muy tempranito de casa y junto con decenas de alemanes, que iban a las pistas de Ski de la selva negra, tomamos nuestro primer tren. Luego de 4 hrs y tres transbordos llegamos a la estación central de Freiburg. La gran novedad es que el clima invernal también había invadido la ciudad y estaba cubierta por una gruesa capa de nieve.
Lo primero que hicimos fue ir a visitar a Daniel a la casa del Instituto Goethe de Freiburg. Como llegamos muy temprano y sin avisar lo agarramos despertando, pero se levantó luego luego y pasamos un buen rato chismeando nuestra vida en Alemana.Además, Ana pudo ver la ventana del que fue mi cuarto z conocio el comon room, sede de las fiestas de la chiquillada del instituto y el lugar desde donde a veces le llamaba por skype. Por cierto, si alguien quiere aprender alemán no le recomiendo el Instituto Goethe de Freiburg. Son poco serios, algo caóticos y las colegiaturas y servicios son carísimos (hasta las lavadoras cuestan el doble que en el resto de la ciudad!). De camino al instituto cruzamos el famoso parque de los borrachos, pero hacía tanto frío que no había ninguno mendigando o debrallando.


La Iglesia y el Parque de los borrachos

De ahí nos fuimos a conocer la Altstadt y a comer una Bratwurst en el Bauernmarkt,  porque Ana moría de hambre y ya con el estomago lleno fuimos a mi lugar favorito de la ciudad: La Schloßberg!
Que bonita se veía la montaña toda nevada! los caminos apenas se podían distinguir y había un ambiente de quietud muy extraño y reconfortante al mismo tiempo. Subimos a la Schloßbergturm y pudimos admirar la hermosa vista de Freiburg cubierta de nieve!



Iniciando la caminata


En la plaza de los cañones (Kanonnenplatz)


Con el Schwarzbald de fondo


Llegando a la Schloßbergturm


Freiburg desde la Schloßbergturm


Ahora yo!


Ana y un pinito solitario


La torre del estudiante


De bajada..

Después de caminar como 2 horas y media por la montaña regresamos a la Altstadt para ver otras atracciones de Freiburg. Aunque los canalitos (Bächlein) estaban llenos de nieve y no se podía apreciar su belleza, el canal de cocodrilo estaba en perfecto estado y con una buena corriente de agua. El cocodrilo como tal tenía detalles extras debido al clima pero eso solo lo hacía mas bonito, así que Ana aprovecho pa tomarse la foto con él.



Ana y el cocodrilo cubierto de nieve


El Cocodrilo con barbas de hielo!

Cuando nos dimos cuenta ya nos quedaba poco tiempo para una cita que teníamos, así que de volada lleve a Ana a conocer el Dreisam, el rio en cuyas orillas corría diariamente.




El Dreisam nevado

Ahí me di cuenta que mis fieles botas estaban rotas de la suela y se me metía la nieve! traté de aguantar como buen biólogo, pero hacía tanto frío que deje de sentir los dedos y Ana prácticamente me obligo a estrenar calcetines y zapatos! pero me gustan mucho!
De ahí nos fuimos al famoso Café Schmidt a ver a mi amiga Laura, una chica de Italia con la que estudié en el Instituto Goethe de Freiburg y que está estudiando un semestre en Alemania (estudia filología). Platicando con ella se nos fue el tiempo y cuando nos dimos cuenta debimos partir a la estación a tomar nuestro tren aunque pudimos platicar otros 45 minutos con Laura ya que ella tomó el mismo tren para llegar a su casa.

Edgardo y Laura

De ahí nos aventamos otras 4 horas en tren, donde curiosamente nos encontramos a una de las esquiadoras con la que habíamos viajado en la madrugada. Aunque ahora traía el brazo roto.... gajes del oficio.... jajajaja! FInalmente llegamos a casa a descansar y recuperarnos del viaje tan divertido y agotador!

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